Un aproximado de 700 mil liberteños trabajan sin derechos laborales

Casi 200 años de la independencia, la esclavitud laboral sigue siendo la peor degradación de la sociedad, puesto que tras el incendio ocurrido esta semana en Lima, donde dos trabajadores murieron carbonizados tras haber trabajado encerrados con un candado de acero, hoy este tipo de prácticas desnudan las malas prácticas de la empresa privada y al mismo tiempo pone en alerta respecto a qué está pasando con el resto de peruanos que conforman la Población Económica Activa (PEA).

Según el Observatorio  Socioeconómico Laboral (Osel), la PEA en La Libertad está conformada por 945 mil 852 personas, de las cuales 685 mil 113 trabajan en la informalidad. Es decir, el 72,4 % de la masa trabajadora tiene su vida bajo peligro, puesto que las empresas que operan bajo la ilegalidad no les ofrecen la mínima protección a sus trabajadores, así como seguramente, muchos recurren a prácticas abominables.

Sin educación 

La información del mencionado organismo revela que la educación es una herramienta crucial para combatir la informalidad laboral, puesto que, a mayor educación, menos abusos en el mercado del trabajo. Es así que en La Libertad, el 93 % de la PEA sin nivel educativo trabaja en la informalidad. Asimismo, la ilegalidad laboral afecta al 91 % con Primaria, al 79 % con Secundaria, al 54 % con estudio técnico y, solo al 36 % con educación universitaria. Los sectores que presentan más informalidad son: agricultura, ganadería, sivicultura y pesca; servicios no personales, comercio, industrias de bienes de consumo, construcción, entre otros.

Sin derechos y sueldos

El jefe del Osel, Ángel Polo Campos señaló que la informalidad hace que los trabajadores no cuenten con seguro médico, aportes para sus pensiones, CTS, vacaciones, entre otros beneficios que deben tener toda persona que ofrece sus servicios a una empresa productora de servicios. “En el empleo informal las remuneración mensuales están por debajo del Sueldo Mínimo Vital porque hay gente que está ganando 300 a 400 soles. El otro gran problema del empleo informal son las condiciones en las cuales trabajan miles de personas”, explicó.

Polo Campos dijo que usualmente el mayor empleo se da en las pequeñas empresas que tienen menos de 10 trabajadores, ya que los dueños de los negocios prefieren riesgo antes que ofrecer buenas condiciones de trabajo. Puntualizó que una alternativa para combatir el empleo informal no es dar incentivos tributarios a las empresas, sino hacer que estás estén concentradas en un gran clúster de producción, integrarlas a cadenas de valor y así elevar su producción y al mismo tiempo mejorar las condiciones laborales. “Por ejemplo, en Trujillo podemos asociar el calzado en un gran centro de producción. Lo mismo  se podría hacer con confecciones que incluye a empresas pequeñas. Esto tardará porque se trata de un largo proceso (…)”, expresó.

Sin duda, el empleo informal no solo corroe y a veces apaga la vida de los trabajadores, sino también enriquece a un pequeño grupo de empresarios, a quienes no les importa el costo que demanda la producción de sus bienes y servicios.

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